La fiscalía ha identificado los restos de 450 víctimas de los paramilitares
Los paras, con la disculpa de defenderse de las agresiones de la guerrilla, se convirtieron en una verdadera maquinaria de muerte: asesinaron a miles de campesinos y líderes sociales, los desplazaron y se adueñaron de las mejores tierras del país. Muchas fincas usadas para asesinar y desaparecer a todo aquel que consideraran cercano al comunismo se convirtieron en cementerios clandestinos. Otros cadáveres jamás serán encontrados. Los paras han confesado que para borrar los rastros lanzaron los cuerpos a ríos y lagunas. Los grandes jefes de esta macabra organización están hoy en Estados Unidos acusados de narcotráfico.
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