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El campesino afgano no cuenta con dinero ni capacidad para producir a gran escala esas drogas y el negocio están en manos de los llamados Señores de la Guerra que controlan las distintas regiones del país, así como de integrantes del gobierno impuesto por Estados Unidos. También participan miembros de las fuerzas de ocupación y de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense.(...)
Aunque el régimen de Karzai fue impuesto por Washington, el Parlamento de ese país ha acusado a los ejércitos de ocupación de ser los responsables del transporte de la heroína hacia otras naciones de occidente para costear diferentes guerras.
Esa imputación no es nueva, pues en los años 70 Estados Unidos sufragó parte de su conflicto bélico en Vietnam por medio del llamado Triángulo de Oro, y una década después repitió esa acción para mantener a las fuerzas contrarrevolucionarias que desestabilizaron al gobierno sandinista nicaragüense. Ocho largos años han transcurrido desde la invasión sin que las tropas extranjeras hayan podido controlar la situación militar, ni se ha llevado adelante el inicialmente previsto Plan Marshall para Afganistán (en referencia al puesto en marcha en Europa tras la Segunda Guerra Mundial).
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