Ya no es ministro. Y se le nota relajado, sereno. Se aloja en un hotel al lado del Arco de Triunfo, muy cerca de la Sala Pleyel, una de las escalas de la gira europea de verano que va a llevar al músico brasileño el 26 de julio a Madrid (Veranos de la Villa) y el día 27 a Granada (Palacio de Congresos). Gilberto Gil baja a la recepción con una camisa de manga corta, bermudas y sandalias. Sus rastas recogidas en una coleta. Podría ser un turista cualquiera pero es un artista valioso. Atiende con su proverbial cordialidad y se presta cómplice a las sugerencias del fotógrafo. Ya no es el ministro de Cultura de Brasil.
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