El viejo sueño de Ariel Sharon se está convirtiendo en realidad: palestinos matando palestinos, e Israel contando el número de víctimas con gran satisfacción.
Las lágrimas de los líderes de Israel son lágrimas de cocodrilo, y sus declaraciones afirmando que sienten los trágicos acontecimientos en Gaza, son mera hipocresía. Las sangrantes confrontaciones eran previsibles, y la responsabilidad e implicación activa de EE UU e Israel es más clara que el agua.
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