quinta-feira, 3 de abril de 2008

El juego a la derecha


Reinaldo Sietecase

03.04.2008

Terminó el paro del campo. Hay un mes de tregua. Los productores se tomaron un respiro. Ahora podrán seguir con la cosecha y volverán los alimentos a llenar las góndolas de los supermercados.

¿Los dirigentes ruralistas salen fortalecidos? Protagonizaron una huelga prolongada con apoyo contundente en los pueblos del interior, pero utilizaron un método que muchos de ellos repudiaban cuando era protagonizado por otros sectores: cortes y piquetes. También regalaron imágenes lamentables: comida podrida y leche derramada a la vera de las rutas.

¿Están juntos o sólo amontonados? La unidad del campo fue en gran medida mérito del gobierno nacional que no discriminó entre chicos y grandes. Para la conducción económica, es lo mismo un pool sojero que Silvio Corti, que trabaja sobre 18 hectáreas en San Pedro. Unió el agua con el aceite –de soja. La Federación Agraria con la Sociedad Rural. Está claro que las dos entidades tienen orígenes distintos y representan intereses contrapuestos. En algún momento volverán a expresarse estas contradicciones. Bienvenidas.

El conflicto también parió nuevos protagonistas: los productores autoconvocados y dirigentes de base. Habrá que ver cómo se ubican. El entrerriano Alfredo De Angeli, por ejemplo, sabe que ahora puede mostrar los dientes y esto es más que una metáfora. Eduardo Buzzi tendrá tiempo para preguntarse por qué Cristina Kirchner reivindica a Francisco Netri, el primer presidente de la FAA, pero a él no quiere verlo ni en fotos.

La Presidenta de la Nación también podrá tomarse un respiro. Por lo pronto, no tendrá que dar un discurso cada 48 horas como hizo en la última semana. Ya no hay necesidad de apelar al miedo, ni propiciar antinomias. La amenaza real que sintió desde el Gobierno ante la confrontación abierta con un actor poderoso de la economía la llevó a agitar fantasmas falsos.

El sistema democrático no corre riesgos y el camino de la justicia para los asesinos y torturadores no tiene retorno. En ese rumbo el impulso dado por los Kirchner fue fundamental. Pero la bandera de los derechos humanos, que pertenece a todo el pueblo argentino, no puede ser enarbolada para evitar cuestionamientos legítimos.

Hasta cuando cada mirada crítica va a ser considerada por el poder como una manera de “hacerle el juego a la derecha”. Se pueden apoyar las retenciones e impugnar, a la vez, su forma de aplicación indiscriminada y la falta de coparticipación a las provincias y pueblos que producen la riqueza.

No abrir la discusión, no aceptar el debate, eso es hacerle el juego a la derecha. No ir a fondo contra los grandes grupos concentrados de la economía; no hacer una profunda reforma tributaria; no recuperar el control de la energía; no plantear una reforma agraria; pactar con la burocracia sindical y los intendentes mafiosos del conurbano, eso es hacerle el juego a la derecha.

Los gobernadores y dirigentes justicialistas que cuestionaron el manejo que tuvo el Gobierno en esta crisis también tendrán su momento de paz. Aguantaron demasiados días entre la espada de los productores y chacareros de su zona y la pared kirchnerista. Algunos se lamen las heridas y esperan su momento. Esperan como sólo se espera en el justicialismo.

Algunos medios de comunicación también podrán relajarse. Ahora sólo tendrán “piquetes malos” para cuestionar y medidas de fuerza “normales” en lugar de paros “históricos” para desplegar en sus crónicas. Y los oficialistas podrán sentirse satisfechos porque “a la hora de definirse” entre blanco o negro, con nosotros o contra nosotros, pensarán que hicieron lo correcto. Como si la realidad fuese tan simple.

En ambas trincheras periodísticas, estos colegas se consideran actores no testigos. Olvidaron que este oficio consiste en contar lo que pasa de manera honesta, con sus porqué y para qué, sin supeditar la información a intereses personales o empresariales.

Luis D’Elía también podrá descansar. Cómo será un fin de semana sin pechazos ni insultos. Lo propio hará Cecilia Pando y otros cavernícolas; deberán guardar sus megáfonos. Esta película fue un drama con pasos de comedia.

Ojalá que mientras todos nos tomamos un respiro se abra un tiempo para el pensamiento y la reflexión. Qué se hizo mal, en qué se acertó. Qué fue evitable y qué no.

Aunque no faltará quien opine que el pensamiento y la reflexión le hacen el juego a la derecha.

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